jueves, 18 de julio de 2019


CRITERIOS DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR SOBRE LA ESTRUCTURA TARIFARIA DEL SERVICIO DE TRANSPORTE PÚBLICO DE QUITO
Quito, 10 de julio 2019



A continuación, se expresa un pronunciamiento técnico general sobre lo que debería ser el debate para la construcción de la política pública sobre la tarifa del transporte público en Quito.  Este pronunciamiento, por tanto, no constituye una posición específica sobre el tema.  Adicionalmente vale destacar que sobre los estudios y requerimientos que se mencionan en este documento, la PUCE expresa su interés y capacidad para participar en ellos, a través de sus distintas unidades académicas o por intermedio de los miembros de su comunidad universitaria, comprometidos con los intereses de la ciudad.


Marco conceptual

El transporte público, más allá de que pueda ser operado por agentes privados vía concesión, es un servicio público y por tanto, desde la óptica de la política pública, lo primordial debe ser la calidad de la prestación para los usuarios, que en definitiva son la gran mayoría de ciudadanos, todos idealmente, que constitucionalmente son sujetos de derechos, entre ellos, el de la movilidad.

En esta perspectiva, la tarifa del servicio debe garantizar el acceso universal particularmente a las familias pertenecientes a los segmentos socioeconómicamente más vulnerables de la población.  Por otro lado, la tarifa del transporte público debe ser tal que permita, junto con los subsidios públicos directos e indirectos, cubrir los costos que implica satisfacer los estándares de calidad que la población demanda.  En resumen, la definición de la estructura tarifaria del transporte público debe encontrar un equilibrio razonable entre los dos parámetros antes referidos.

Para cumplir con esta expectativa dentro de los márgenes de acción del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito y los condicionamientos sociales, políticos y técnicos, resulta muy importante que se promueva un debate de frente con la ciudadanía, con reglas de juego claras y acotado en el tiempo, que oriente decisiones que no solo salven la coyuntura actual marcada por el represamiento político de la tarifa por más de 15 años, la presión de los transportistas privados y la inminente entrada en operación del Metro, sino que permita evolucionar en el tiempo y marcar el futuro a corto y mediano plazo de las intervenciones e inversiones públicas y privadas, así como de los sentidos de los comportamientos sociales que se requieren construir como comunidad, en una lógica de mejoramiento sostenido.

Requerimientos para una decisión bien informada

Con esta visión, no se puede pensar que la estructura tarifaria del transporte público pueda discutirse de manera aislada de las condiciones de prestación del servicio y los estándares de calidad.  Por ello, es menester que para enfrentar con suficientes elementos de juicio la decisión sobre el tema se necesita nutrir el debate en el Concejo y entre la ciudadanía con por lo menos de los siguientes insumos:

·       Un estudio sobre el impacto económico del gasto en transporte público en los quintiles más bajos de la sociedad quiteña, en una perspectiva de al menos los 15 años precedentes y con los escenarios temporales de elevación propuestos.
·       Definición del modelo de gestión administrativa, técnica y financiera del sistema integrado de transporte público, con definición de los niveles de responsabilidad y participación de los operadores públicos y privados, incluyendo la reorganización de subsistemas, rutas y frecuencias con la entrada en operación de la Línea 1 del Metro.
·       Análisis de costos de cada una de las modalidades de los servicios (intraurbanos e interparroquiales) y subsistemas, frente a distintos escenarios de calidad de la prestación y opciones y escenarios para la integración tarifaria en todo el sistema, partiendo de los niveles parciales actualmente existentes en el Metrobús-Q y considerando l situación con el Metro en funcionamiento.  Resulta fundamental en este punto señalar algunas premisas que podrían generar insumos más objetivos y de mejor calidad para la discusión, entre ellas:

-      Deben transparentarse las cifras reales de las operaciones públicas y privadas, haciendo evidentes los subsidios directos e indirectos actualmente vigentes.
-      No es aceptable que las ineficiencias de los operadores públicos (exceso de personal, por ejemplo) y privados (propiedad individual de buses y organización interna obsoleta de cooperativas y compañías, por ejemplo) se trasladen a los usuarios, por lo que esos rubros deberían establecerse sobre un modelo óptimo de organización y en escenarios graduales para llegar a él.
-      Tampoco es aceptable que las ineficiencias de la administración general del sistema se trasladen a los usuarios; por ejemplo: sistema de recaudo de pasajes inadecuado que alienta la evasión y elución o costos operativos incrementados por la falta de control sobre corredores exclusivos o paradas.  En este rubro debe haber igual consideración que en el punto anterior.

Características de una posible decisión sobre estructura tarifaria

Sobre la base de esta información es pertinente y necesario que el Municipio abra este debate y resuelva en las próximas semanas sobre el sostenimiento financiero de las operaciones del transporte público y la mejora sostenida de su calidad, en una decisión que no solo debería contemplar una posible elevación, como parecería que debe ser la tendencia marcada desde hace algunos años en otras ciudades del país habida cuenta, además del tiempo transcurrido desde la anterior fijación de pasajes, sino otros elementos complementarios fundamentales, tales como:

(a)   política de subsidios para los usuarios pertenecientes a los segmentos más pobres de la población, anclados, por ejemplo, al Bono de Desarrollo Humano y al Registro Social que maneja el Gobierno Nacional;
(b)   una estrategia municipal de mejora sostenida de la calidad del servicio, que igualmente contenga plazos (cortos y no postergables) y metas verificables por parte del Concejo y una comisión ciudadana, que incluya un mecanismo de sanción e incentivos que saque la competencia entre buses de la vía pública y la lleve al terreno de las prácticas operacionales y los modelos organizacionales;
(c)    una estrategia de optimización de la operación a cargo de la Empresa Metropolitana de Transporte de Pasajeros, que igualmente contenga plazos (cortos y no postergables) y metas verificables;
(d)   una hoja de ruta para mejorar la organización interna de las cooperativas y compañías privadas de transporte público, que igualmente contenga plazos (cortos y no postergables) y metas verificables y que cumpla con estándares de
·       propiedad corporativa de los buses y programas de explotación y mantenimiento de las flotas;
·       programas de renovación de flotas con unidades eléctricas o de mejores prestaciones ambientales.
·       programas de gestión del recurso humano de conductores y personal auxiliar
(e)   un programa con participación ciudadana para evaluar la calidad del servicio (incluidos los troncales y alimentadores del Metrobús-Q) que podría estar organizado con vecinos de los barrios de inicio y fin de los recorridos, cuyos resultados sirvan de base para la evaluación señalada en el literal c;
(f)     un cronograma público para la entrada en operación de la Línea 1 del Metro y el programa de reordenamiento de rutas y frecuencias, con metas específicas intermedias y posteriores que permitan su seguimiento y evaluación; por ejemplo: i) presentación y socialización del nuevo modelo con los operadores; ii) instalación y pruebas del sistema automático de recaudo de pasajes; iii) construcción y puesta en funcionamiento de los nuevos corredores de transporte público Calderón – El Labrador y el Tumbaco – Cumbayá – Quito; iv) suscripción de los nuevos contratos de operación que den cuenta de lo señalado en el literal d; y, v) arranque de operaciones el Metro




Dr. Fernando Ponce León
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
Rector