Inauguración del I Congreso Internacional de
Salud Pública, Desigualdades e Investigación y
V Encuentro Internacional de Investigación en Enfermedades Infecciosas y Medicina Tropical
V Encuentro Internacional de Investigación en Enfermedades Infecciosas y Medicina Tropical
Quito, 10 de
octubre 2018
Hace
40 años, La Declaración de Alma Ata decía que “La existente desigualdad en el
estado de salud de las personas, particularmente entre los países desarrollados
y los países en vías de desarrollo, así como entre los diversos países, es
inaceptable política, social y económicamente y, por tanto, implica de manera
común a todos los países” (Declaración de Alma Ata, párrafo II).
Ya
entonces la desigualdad en el estado de salud parecía inaceptable, y hoy lo es
todavía dado el notable crecimiento económico mundial y el imparable desarrollo
de las ciencias y las tecnologías en las últimas décadas. Los recursos financieros
y científicos existen, pero no se aplican en general para resolver los
principales problemas de las grandes mayorías, ni en el mundo, ni en el Ecuador
– hay que reconocerlo, aunque nos pese.
Este
es un desafío que no debería dejar tranquilos a los académicos de esta
universidad y de las instituciones hermanas que hoy se congregan por un par de
razones. Primero, porque no corresponde al sentido de humanidad al que muchos
adherimos el hecho que las desigualdades en diversos campos de la vida – salud,
educación, condiciones para el ejercicio de las libertades básicas – se
perpetúen mientras existen los medios para resolverlos. Un mínimo sentido de
justicia nos dice que esto no debería ser, que las inequidades atentan contra
los derechos fundamentales de todo ser humano y no se justifican porque unas
ideologías avancen mientras otras retroceden, al ritmo de los versátiles
humores de los electores en las Américas. Segundo, porque los académicos no
podemos tolerar que las inequidades se perpetúen cuando estamos en capacidad de
conocer las causas y soluciones de algunas de ellas. El buscar la verdad y a
veces encontrarla, tareas propias de la universidad, es una responsabilidad muy
grande. En ocasiones preferiríamos no saber, porque la ignorancia disculpa, a
veces, pero el saber nos compromete éticamente.
Todo
esto lo resumimos en la PUCE diciendo que el centro de la universidad está
fuera de la universidad. Este es el motivo por el cual organizamos eventos como
el I Congreso Internacional de Salud Pública, Desigualdades e Investigación, y
el V Encuentro Internacional de Investigación en Enfermedades Infecciosas y
Medicina Tropical. Nuestra misión como universidad católica, pontificia y
encomendada a la Compañía de Jesús, nos impulsa a convertir el conocimiento en
una herramienta de transformación social con vistas a contribuir a la
construcción de un mundo más justo, solidario y sostenible.
Muchas
gracias a todos ustedes, porque con su presencia y participación nos ayudan a
ser fieles a nuestra misión y valores. Que sus jornadas de trabajo sean muy
fructíferas, que puedan establecer excelentes nexos de cooperación y que todo
salga de lo mejor en estos eventos que hoy se inauguran.
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