martes, 2 de enero de 2018

Inauguración de la VII Semana Internacional de Economía

Quito, 12 de diciembre 2017

Me da mucho gusto saludarlos al inicio de esta séptima semana internacional de la economía, y además me siento honrado en desearles la bienvenida a importante este evento académico.

Ya que me permiten decir algunas palabras en esta inauguración, quisiera referirme a lo que considero es el principio de éste y de todos los eventos académicos que nuestra universidad organiza. Ya se imaginarán que cuando digo “principio” no me refiero al primer momento cronológico de esta mañana, sino al motivo o razón fundamental que origina nuestras actividades académicas, aquello que las “principia” y ordena. Dicho de otra manera, ¿por qué la PUCE organiza eventos académicos? ¿Solo porque es propio de cualquier universidad el hacerlo?

Como bien sabemos, las universidades ecuatorianas enfrentamos actualmente un desafío crucial. En las sociedades contemporáneas, el conocimiento se ha convertido en un factor generador de riqueza personal y social, como lo han sido – y siguen siéndolo todavía – la tierra, los medios de producción o los recursos financieros. Quizás más que otras instituciones, las universidades tenemos la enorme responsabilidad de generar y distribuir este formidable vector de humanización y de construcción social.

Ahora bien, así como el conocimiento puede contribuir al desarrollo de sociedades prósperas y equitativas, también puede servir para lo contrario. Dependiendo de cómo se lo utilice, produzca o difunda, el conocimiento puede convertirse también en un mecanismo que incrementa la exclusión y la inequidad en un país. Si queremos ser una academia responsable, no podemos eludir el desafío de dotar de un propósito a la gestión del conocimiento, un propósito que sea éticamente relevante en este cambio de época, y que no se pierda en su dimensión pragmática o productiva. Sabemos que el conocimiento es útil, queremos que también sea valioso.

En este sentido, la PUCE ejerce su actividad académica, uno de cuyas manifestaciones es esta semana internacional de la economía, movida por dos convicciones: es una actividad en el mundo y es una actividad para otro mundo posible. Lo primero quiere decir que toda investigación o aprendizaje se enraíza en un contexto determinado, quiéralo o no el investigador, el docente o el alumno. La circunstancias sociales e históricas determinan qué se investiga, aprende o comunica, de modo que incluso la teoría más abstracta en economía o en cualquier ciencia no puede prescindir del lugar donde se origina o estudia.

Lo segundo significa que no basta con que el investigador o el docente tenga plena conciencia del contexto en el que ejerce su actividad académica para que ésta valga. Los inventores de la bomba atómica supieron muy bien en qué circunstancias históricas trabajaban, y gracias a eso pudieron desarrollar conocimientos útiles, desgraciadamente útiles y efectivos. Pero a nadie se le ocurrirá decir que fueron conocimientos valiosos para la humanidad.

Entonces, si queremos ser responsables con nuestros conocimientos y eventos académicos, debemos dotarles de valor y no solo de utilidad; es decir hemos de optar decidida y explícitamente porque los resultados de la investigación, sean teóricos o prácticos, contribuyan directa o indirectamente a construir una sociedad a la altura de nuestra dignidad humana, una sociedad que quisiéramos fuera más justa, solidaria y sostenible, no solo más eficiente.

Mucho se podría elaborar a partir de estas dos convicciones, pero no es el momento. Quiero terminar aclarando que la finalidad transformadora en la gestión del conocimiento, por la que apuesta la PUCE, de ninguna manera contradice la seriedad y rigurosidad que se esperan en toda actividad investigativa. Muy al contrario, le ofrece un horizonte de sentido donde caben las distintas formas y prácticas que caracterizan la investigación.

A lo largo de estos días ustedes escucharán a destacados expertos nacionales e internacionales sobre los temas que nos convocan, y tendrán muchas ocasiones para debatir y proponer nuevas ideas y enfoques. Les deseo de todo corazón encuentros muy fructíferos y diálogos tan apasionados como profundos. Siéntanse en su universidad, y sepan que la PUCE les agradece por compartir su tiempo y conocimientos en la séptima semana internacional de la economía que con todo gusto declaro inaugurada.

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